Causar buena impresión para el éxito.

04.08.2017

El 15% de tu éxito económico depende de la pericia y el conocimiento, el 85% restante procede de tu capacidad para comunicarte y generar confianza y respeto.

Nicholas Boothman en su libro "convence en 90 segundos" nos ayuda a entender mejor como crear un vínculo favorable entre nosotros y el mundo exterior. A  establecer una buena conexión con los demás en 90 segundos. He tratado de hacer un resumen y explicarlo para que en nuestra vida personal y laboral seamos conscientes de que desde los primeros imstantes que conocemos a alguien nuevo es muy importante cómo nos presentamos y cómo nos comportamos para conseguir relaciones exitosas.

Esta claro que en esta vida eliges a tus amigos, pero a tuscompañeros no, así que más te vale construir y conservar buenas relaciones a diario.

Las primeras impresiones preparan para el éxito mucho mejor que la clase, las credenciales y la formación académica. De hecho, a los dos segundos de conocer a alguien ya hemos decidido cómo nos responderemos mutuamente. En los 88 segundos restantes confirmamos y afianzamos la relación, y establecemos la forma en que nos comunicaremos en lo sucesivo.

Esta teoría parte de una observación sencillísima : Cuando caes bien, la gente ve lo mejor de ti. Cuando caes mal, tiende a ver lo peor.

Primero, cuando conozcas a alguien, míralo a los ojos y sonríe para expresar interés y sinceridad a través del lenguaje no verbal. El contacto visual envía una señal inconsciente de confianza, aunque según cómo se produzca puede expresar superioridad (si se levanta la cabeza) u hostilidad (mirada fija e inflexible). En cambio, desviar la mirada transmite debilidad. Los ojos irradian autoridad y proporcionan dirección, objetivo y significado a tu mensaje.
Segundo, la adaptación. Nos gusta la gente que se nos parece. Las personas más proclives son los más camaleones.

Tercero: capta la imaginación y seducirás el corazón. Convencer es hacer que los demás deseen hacer lo que tú quieres que hagan, y eso requiere confianza. Confianza, lógica y emoción, estos son los tres niveles que garantizan una comunicación efectiva.
Cuando saludas a un extraño, él decide inconscientemente si sale corriendo, pelea o se queda contigo.
Nos sentimos atraídos por quienes desprenden salud y vitalidad, por los que aportan energía.
Todos emitimos señales no verbales que transmiten impresiones positivas o negativas.

Entre las impresiones positivas están las de hablador, abierto, interesante, fiable, sereno, persistente, amigable y cuidadoso. Y entre las negativas, callado, cerrado, aburrido, etc
Un error que debemos evitar al conocer a alguien es invadir su espacio personal.
Las actitudes más útiles, las atractivas, se engloban en tres: entusiasta, curiosa y humilde.
Las personas más exitosas tienen un gran ego, pero se las arreglan para reprimirlo y transmiten una imagen pública modesta, sencilla y servicial.
El aburrimiento, la hostilidad y la impaciencia son inútiles. La colaboración, el compromiso y la valentía son útiles; el sarcasmo, la timidez, la ansiedad y el desánimo son inútiles. Una persona cálida, servicial y relajada es útil; una persona arrogante e irrespetuosa, no

En cuanto al lenguaje corporal, debe ser abierto. Siéntate erguido, inclínate hacia delante y relaja y suelta los hombros. Las manos ocultas, los puños apretados, la mirada esquiva y manosear algo nerviosamente es una expresión corporal que transmite incomodidad, rechazo y aprensión. Un solo gesto no transmite ningún mensaje, pero la combinación de dos o más sí.
Las buenas intenciones nos pueden llevar a lugares insospechados. Para evitar malentendidos, usa el lenguaje del cerebro teniendo en cuenta que no es capaz de procesar imágenes negativas (no hacer, no ver). Como únicamente puede trabajar con información positiva, no hagas sugerencias negativas y cuida las expresiones que eliges. No digas "No hay problema", sino "Es un placer". No digas "No dudes en llamarme", sino "Llámame"
Para sacar el máximo partido a tus relaciones, adáptate al estilo comunicativo de los demás.


Conectar con la personalidad: Tus gestos, lo que llevas, hagas y digas proyectan el mensaje que deseas transmitir.

  Viste para el trabajo que quieres, no para el que tienes.

Y recuerda a Coco Chanel: si una persona va mal vestida, te fijas en la ropa; pero si va bien vestida, te fijas en su personalidad.

Pregúntate si tu ropa te da un aspecto profesional, si pareces o no aseado, si tu ropa está cuidada o si es antigua. Mira tus zapatos y piensa si transmiten el mensaje adecuado.
Para triunfar del todo, tienes que aprender a conectar con gente que no se te parece. Para ello, procura que tu atuendo y tu actitud irradien accesibilidad, autoridad y credibilidad.
A pesar de lo que te hayan contado, el dinero no es el mayor motivador. Las empresas intentan acceder a los valores de sus empleados para que su trabajo tenga significado. El lema de Wal-Mart es "Damos a la gente corriente la oportunidad de comprar los mismos artículos que la gente rica". El de Coca-Cola, "Refrescamos el mundo". Y el de Walt Disney, "Hacemos feliz a la gente". Ninguno se refiere directamente a un producto o servicio, sino a lo que hace por la sociedad. No suele durar más de diez segundos.

Entablar relaciones: Para abrir líneas de comunicación con alguien, en primer lugar ponte de pie para saludar. Elimina barreras abriéndote y enfocando tu corazón hacia esa persona. Nada debe cubrirte el pecho y las manos tienen que estar visibles. Sé el primero en mirar a los ojos y anota mentalmente su color. Sé el primero en sonreír y habla, saluda en un tono agradable. Después frena y escucha atentamente su nombre. A continuación, sincroniza. Cuanto mejor domines el arte de presentarte, más te percibirán como alguien con habilidades sociales.
La charla banal es el "3 en 1" de la comunicación personal, porque hace que las cosas rueden con más suavidad. La charla banal importa. El tiempo, la forma en que la otra persona ha llegado hasta donde os encontráis, el deporte o un cumplido sobre la ropa o algún accesorio son buenos temas de conversación banal. Evita la política y el sexo, demuestra un interés sincero, asegúrate de que la otra persona habla al menos la mitad del tiempo y recoge todas las pistas que el otro pueda darte.
Debes escuchar y observar activamente a los demás buscando territorio común y mostrando curiosidad. Ignorar o no dejar hablar al otro podría cortar de raíz cualquier posibilidad de colaboración futura.
¿Por qué es importante hacer hablar a los demás en nuestro primer encuentro? Una noche, el político decimonónico británico Gladstone, líder del Partido Liberal, invitó a una joven a cenar. La noche siguiente, la misma joven cenó con Disraeli, el líder conservador. La invitada manifestó lo siguiente: "Después de cenar con Gladstone, pensé que él era la persona más inteligente de Inglaterra. Después de cenar con el señor Disraeli, pensé que yo era la persona más inteligente de Inglaterra". ¿Quién mostró entusiasmo, curiosidad y humildad? Sin duda, Disraeli.
Tus conversaciones deberían ser como un partido de tenis, para lograrlo, usa preguntas abiertas, las que comienzan con quién, qué, por qué, cuándo o cómo, para activar la memoria y la imaginación de tu interlocutor. Como alternativa, puedes comenzar con una exhortación directa, por ejemplo cuéntame...
Una vez que te presenten o te presentes a esa persona, mira a los ojos, sonríe, preséntate en menos de diez segundos, haz una pregunta abierta y busca territorio común. Si te presentas tú, convendría que observases y escuchases antes de unirte a su conversación para evitar que te tomen por maleducado o incapaz de conversar o centrarse. Un detalle al respecto es la forma de tratar una tarjeta profesional.
Acepta la tarjeta como si fuera un regalo. Tómala con ambas manos y tómate unos instantes para leerla. Si puedes, reacciona con un comentario de interés. No escribas en ella delante de su titular y, si lo haces, pide permiso. Concluido el intercambio, guarda la tarjeta en un bolsillo superior, el bolso o la cartera, con un gesto que denote respeto.
Hay muchos factores que afectan al éxito profesional. Causar una buena impresión, aparecer feliz y seguro de uno mismo, demostrar curiosidad y mostrarse flexible resultan fundamentales.
Un secreto de los grandes comunicadores: reservan una sala pequeña para sus intervenciones, que haya gente de pie transmite sensación de éxito; una sala medio vacía huele a fracaso.
En una presentación para evitar los nervios de última hora, antes de hablar, busca caras amigas, esas personas que siempre sonríen y se muestran complacientes. Durante la presentación, acude a ellas de vez en cuando para que te reconforten.
conclusión:
Solo tienes una oportunidad para causar una buena impresión, así que ¡aprovéchala! Trata a cada contacto que consigas como si fuera el más importante de tu vida, ya que podría serlo. Si vives con los ojos bien abiertos sacarás partido a todas tus ocasiones. Recuerda lo que decía Sun Tzu:

las oportunidades se multiplican a medida que se aprovechan.

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