Hablar para que nuestros hijos escuchen y escuchar para que nuestros hijos hablen

11.09.2017


Aprender a hablar y escuchar a nuestros hijos, establecer una buena y abierta comunicación es muy importante, no sólo para su educación, sino para tener buenas relaciones familiares, colegio y amigos, y en un futuro sean adultos que tengan las habilidades sociales necesarias para desenvolverse en sociedad.


Es vital que los hijos sepan que serán escuchados con atención y respeto.

Para ello:

Tenemos que establecer la costumbre de dialogar con ellos desde pequeños, a diario, sobre todos los temas que ellos tengan de interés de acuerdo a su edad.

Nuestros hijos tienen la necesidad de expresarse desde pequeños. Cuando creamos ese hábito, los escuchamos y no los ignoramos, sienten que son importantes para papa y mama.

Les estamos diciendo "Tu eres importante para mi", "me interesa mucho lo que tienes que decir" y "disfruto mucho el tiempo que paso contigo".

Esto les ayuda a tener una sana y mejor autoestima consiguiendo que vayan creciendo seguros y felices.

Naturalmente queremos que cada uno de nuestros hijos se abran a nosotros, pero para ello debemos crear tiempos, compartir con ellos momentos de relax y dialogo lejos de las exigencias de la casa y los otros hermanos, tiempo a solas con cada uno de ellos. Entonces nos daremos cuenta que los estamos conociendo de manera especial, creando una gran complicidad y seremos más conscientes de lo que cada uno de nuestros hijos piensa y siente. Cuando se dialoga con ellos se descubren tantas cosas......

Obviamente no es lo mismo dialogar con un niño de 2 años, de 6 o un adolescente....

Debemos tener en cuenta que cada uno de nuestros hijos tiene unas capacidades distintas, niveles de entendimiento, concentración y emocionales que se irán puliendo con el paso del tiempo.

Hay muchas formas de fomentar la comunicación. "La comunicación no sólo se establece con palabras, la expresión corporal es sumamente importante: miradas, sonrisas, abrazos, silencios..."

Una nota cariñosa en la mesa de estudio, un adhesivo pegado en el espejo del baño, unas palabras en un folio por debajo de la puerta de su habitación, todos estos gestos les dan a ellos un gran empuje......

Cuando conocemos lo que cada uno de nuestros hijos piensa y sueña podremos ayudarles a que puedan manejar sus sentimientos, lograr sus objetivos y dirigir su energía.

Hablemos y escuchemos a nuestros hijos. Nunca es demasiado tarde.

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